El final de la temporada se acerca, y las ganas de hacer rutas «machaca» descienden. Por ello, el pasado sábado 1 de noviembre nos acercamos hasta la población Hornos de Moncalvillo, La Rioja, para probar la experiencia de las Monster Bikes, unas bicis todo terreno, que parecen haber sido forjadas en el mismísimo infierno.
La población de Hornos de Moncalvillo se encuentra bajo la sierra de Moncalvillo y allí se encuentra Campo Activo. Se trata de un centro multi-aventura donde podemos practicar 10 apasionantes experiencias: Parque de Aventura, Paintball, Monster Bike, Esfératon, Senderismo, Trekking, Barranquismo, Espeleología, Gymkhanas, Orientación, Tiro con Arco, Hinchables y Grand Prix.
Las Monster Bikes o Dirt Monster se diseñaron para acabar con los problemas de inestabilidad de las bicis convencionales de descenso, sus frenos de disco hidráulicos, sus neumáticos XXL sin cámara para ATV, su marco de aluminio 7005 altamente pulido, su horquilla telescópica de 300 mm de recorrido, bordes de aluminio reforzado con acero CNC y sus pedales cromados 4130 BMX han sido diseñados para los descensos, aunque también funcionan de manera eficiente en terreno llano. Lo único que, sus 25 kilos de peso e incómoda posición no las hacen muy adecuadas para llanear, aunque su agresiva geometría y brutales prestaciones, las convierten en las máquinas de downhill perfectas.
Después de haber concertado y concretado una cita previa, llegamos a las 11:00 al centro multiaventura, donde nos ofrecieron las equipaciones necesarias para la actividad: rodilleras, guantes, coderas y casco, aunque nosotros usamos nuestros propios guantes y cascos. Si uno quiere, te dejan un buzo o mono para que no manches la ropa. El calzado más recomendable, son las zapatillas de trekking.
Las personas que llevan el centro son muy majas, agradables y abiertas, por lo que coges confianza enseguida y es cómo ir con amigos de toda la vida.
En una de sus furgonetas subimos hasta la cima del cerro de Moncalvillo, a más de 1.500 metros de altitud, donde nos dieron unas indicaciones básicas, tanto sobre las máquinas, como sobre el terreno por el que íbamos a descender.
Al ver que teníamos experiencia en el mundo de la bici, nos llevaron por una ruta intermedia, ya que ofrecen distintos niveles de dificultad. De hecho se puede ir variando la dificultad a medida que se avanza en la ruta.
La primera parte consistió en un descenso bastante vertical por un cortafuegos lleno de pedruscos enormes, donde la sensación de «me voy a esmorrar» es continua. Al terminar este primer tramo, nos reagrupamos y seguimos por un tramo de carretera hasta llegar a la segunda parte: El bosque.
Después de cruzar la valla que da acceso a esa segundo tramo, el monitor nos hizo una descripción de la segunda zona por la que íbamos a descender. Se trata de una ladera de bosque, vertical, llena de árboles y con algunos saltos. El camino se las trae, ya que la senda tiene con continuos zig-zags, donde libras los árboles por milímetros y en las zonas un poco más libres, te encuentras unos peraltes en los cuales puedes saltar o rodearlos; todo depende tu habilidad.
Me alucinaba la facilidad con la que la bici tragaba con todo lo que se le ponía por delante. La geometría de downhill, la horquilla de 300 mm y las ruedas de Quad, hacen que sea una máquina imparable. Por eso, cuando llegamos al final de esta segunda parte, la cual culmina con un cortado totalmente vertical, lo bajé sin pensarlo dos veces.
La tercera parte se trata de una pista bastante ciclable, por lo que soltamos frenos y dimos rienda suelta a las bicicletas monstruo. Hicimos un pequeño alto en el camino para hidratarnos y descansar, ya que la tensión de la ruta y la adrenalina agota tanto como un ascenso.
Recuperados, entramos como cohetes en la cuarta parte del recorrido: El campo abierto. Si esas bicis son una bomba en terrenos serpenteantes, imaginaros lo que pueden hacer en una ladera abierta, sin árboles, llena de hoyos, baches y arbustos….pfff. Aquello fue una auténtica locura. En ocasiones, íbamos tan rápido, que no podíamos ni esquivar la maleza, pero pasábamos por encima sin mayor percance.
El tramo final lo realizamos por otra pista ancha y un tramo de carretera, el cual lo bajamos en formación. El comentario de que parecíamos los Hells Angels, pero en minimotos arrancó unas cuantas risas en el grupo.
Una vez en el centro, guardamos las bicis, o motos, o …como se denominen esos cacharro, y fuimos a tomar algo con los monitores y a comentar las batallitas del día.
La experiencia nos gustó muchísimo, tanto, que ya estamos deseando volver para probar el tercer circuito del que nos hablaron: las neveras.
El circuito que realizamos consta de 9 kilómetros con 800 metros de desnivel negativo, por un terreno bastante complicado, aunque ofrecen rutas más light y la posibilidad de irlas complicando o aliviando sobre la marcha.
Si te pica la curiosidad y quieres probar una experiencia única, puedes hacerlo poniéndote en contacto con ellos a través del formulario de contacto de su web http://www.campoactivo.com.
El track del descenso lo puedes descargar de:
¿Has montado alguna vez en una Monster Bike? ¿Qué opinas sobre los centros multiaventura?
javi
Muy guapo el post, menudos cacharros, jejejeje
Oscar Chaman
Excelente el recorrido, donde podría conseguir la Monster Blkes, Ya que yo vivo en Perú, de antemano gracias.