La Orbea Klasika Bilbao-Bizkaia es una prueba joven que con una única edición a sus espaldas ya se ha ganado la fama de prueba cicloturista extrema, por lo que el pasado 22 de mayo de 2022 la presencia de los Hellbikers no podía faltar para dar testimonio de primera mano.
La Prueba
El inicio de la Orbea Klasika sería a las 8:00am en los alrededores de San Mamés, el estadio del equipo de fútbol más grande del mundo, el Athletic Club de Bilbao, por lo que nos tocó pegarnos un madrugón de los que duelen. Despertador a las 4:30am, a las 5:45am recoger a Asier en su casa, cargar las bicis y para los Bilbaos.
La Orbea Klasika Bilbao Bizkaia es una prueba con inicio y final en Bilbao pero no cuenta con una una zona habilitada para aparcar, así que hicimos los deberes y localizamos el Intermodal, un parking muy amplio, de precio razonable y pegadito a «La Catedral” (San Mamés), por lo que fue llegar y besar el santo.
Con una cara de sopas que no podíamos con ella, cogimos los dorsales, preparamos las bicis y nos colocamos en el cajón que nos correspondía por número de dorsal, el Sköda, donde nos reunimos con Alberto (Carpintería Hnos. Alonso), un tolosarra ya habitual en nuestras movidas.
Cajones más atrás estaban Ivan Haro y Jorge Varas (el chileno cyclist), con quienes ya habíamos acordado que rodaríamos un poco bajo hasta que pudiéramos reunir la grupeta.
Mientras estábamos esperando el pistoletazo de salida intenté hacer la habitual “entradilla” de presentación en el vídeo, pero nuestra situación junto a los altavoces y un motivadísimo speaker se me hizo imposible.
La salida
Andábamos hablando de nuestras cosillas cuando de repente ¡PAM!, sonó un cohete, que junto a un montón de confeti, dio inicio a la II Orbea Klasika Bilbao-Bizkaia 2022.
Como era de esperar, el pelotón formado por 1200 ciclistas salió como si nos estuviera persiguiendo la mismísima Parca.
Con un ritmo frenético conseguimos evitar los clásicos afiladores, codos y maniobras peligrosas que se producen al tratar de pasar a las primeras posiciones, que no era nuestro caso, pero si el de mucha gente de los cajones de más atrás.
Casi sin enterarnos nos encontrábamos subiendo la primera tachuela del día, Artxanda, que según oímos después en meta, nunca nadie ha subido ese puerto tan rápido como se hizo ese día.
Con la frescura del inicio superamos rápidamente Artxanda, el puerto del Vivero y Aretxabalgane,. que por cierto, era el primero de los tres puertos cronometrados. Íbamos tan ligeros que incluso subimos el famoso Morga casi sin enterarnos.