A finales de mayo abrí el buzón y ahí me encuentro la hoja de inscripción para la preciosa marcha BTT por los montes de Vitoria, organizada por la Sociedad Deportiva Gurutz-Urdiña. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue: “Jolín…ya ha pasado un año?, que rápido se va la vida”. Eso me recuerda que no hay tiempo que perder y que si te paras…te oxidas, así que sin pensármelo dos veces hice la inscripción online.
En la anterior edición de la marcha BTT por los montes de Vitoria las pasé canutas por el barro, ya que es una zona en la que siempre hay barro, así que después de los 5 meses de lluvias ininterrumpidas lo que nos iba a ofertar el terreno no debería haber pillado a nadie por sorpresa. No en balde, se dicen frases del tipo: “La experiencia es un grado” o “más sabe el demonio por viejo que por demonio”. Por ello monté mi agradecida Maxxis Medussa 1.8 como rueda trasera y la polivalente Kenda Nevegal 2.1 como rueda delantera.
Me tomé la marcha como un entrenamiento para la Eusko Bike, pero también para disfrutar un poco en una prueba BTT sin tanta exigencia como ha sido los 10.000 del Soplao. Por ello fui en bici desde Alegría-Dulantzi, para sumar kilómetros a una marcha que era de 44kms con un desnivel acumulado cercano a los 1000 metros.
El vasco-navarro me dio una muestra de lo que iba a ser la tónica del día, un barrizal increíble. Llegué a eso de las 8:35 a las Campas de Olarizu, donde recogí el número de dorsal y estuve charlando con algunos amigos que solamente veo en las marchas BTT.
Pasados unos minutos de las 09:00 y tras los habituales consejos sobre ecología y buen hacer, los 75 locos que no hicimos caso a los consejos meteorológicos, iniciamos la marcha, saliendo a un ritmo bastante elevado ya desde el principio. Este pedalear intenso hizo rápidamente dos grupos, el de cabeza, donde me intenté mantener el mayor tiempo posible, formado por unos 20 ciclistas y por detrás, el resto.
La primera cuesta hacia la balsa de Aberasturi suele ser bastante decisiva, ya que la verticalidad que presenta, junto con el suelo de gravilla anima a quitar resistencias y pensar: “Bueno, bajo el ritmo porque queda muuuucho por delante todavía”. Fue más o menos ahí donde unos 15 brutotes se escaparon y el resto fuimos haciendo lo que podíamos.
El barro era bastante resbaladizo y pegajoso, haciendo el piso muy peligroso, por lo que las papeletas para teñir el maillot de marrón eran altas. Para los que no estén acostumbrados a andar con condiciones tan peligrosas, decir que no siempre la zona más pisada es la más segura, y que a poder ser hay que intentar seguir siempre el cauce del agua. La primera razón es porque una zona muy pisada se muestra inestable y da poco juego a las cubiertas para agarrar, y la segunda es porque el agua suele limpiar el camino, dejando un trazado más limpio.
Debido al exceso de barro, en Ullibari Olleros, donde estaba el primero de los avituallamientos, nos llevaron por carretera y así fue hasta Okina, donde entramos en el famoso barranco de Okina. Es una zona preciosa para la práctica del btt, llena de rocas, riachuelos y un paisaje de ensueño. Ahí me emocioné un poco y pedaleé como si no hubiese un mañana. Me calenté tanto, que subiendo un montículo rocoso pegué con el plato, mellando 3 dientes.
En Saseta nos esperaba el segundo avituallamiento. Desde Ullibarri Olleros que adelanté a uno subiendo el puerto, no me había cruzado ni me había adelantado nadie más, así que el espíritu competitivo me sugirió que no me detuviese demasiado tiempo allí. Un aquarius y a por el Palogan.
La subida al Palogan siempre se me hace un poco tediosa, posiblemente por las pistas llenas de trialeras rotas, caminos un tanto feos y sobre todo porque es una zona que está llena de barro del que se pega y no te deja marchar.
Andaba más o menos alcanzando a un chico al que había cogido en Saseta cuando mi rodilla derecha me dijo “basta!!”. Un intenso dolor al pedalear me hacía casi imposible subir las cuestas montado en la bici, por lo que la mitad las hice andado y la otra mitad empujando con la mano la rodilla hacia abajo para quitar intensidad al pedaleo.
Con paciencia y algo de cabeza dura conseguí culminar el dichoso Palogan, por lo que ya era todo bajar y algo de llaneo, quitando algún pequeño repecho.
Las bajadas son una gozada, ya que son pistas bien pisadas, con mucha hoja, haciendo que puedas descender rápido y con relativa seguridad. Además este año habían quitado la famosa trialera de bajada donde muchos hemos visto nuestra vida pasar en cuestión de segundos…jajajaja. Abrí suspensiones y me dejé llevar por el hipnótico túnel en el cual se convierte el camino al bajar a cierta velocidad.
Cuando menos me lo esperaba, unas flechas malditas me encaminaron hacia una nueva subida, con más barro del que mis rodillas estaban dispuestas a soportar pero nuevamente, el ver que nadie me había adelantado, me ayudó a sacar fuerzas de dolor (no digo flaqueza porque no estaba cansado), y superé la última pendiente con dignidad.
Ya merodeando Olárizu me vi nuevamente frente al maldito sendero en el que el año pasado me caí 3 veces. Como no estaba el horno para bollos, me eché la bici al hombro y recorrí los 500 metros que me separaban de la pista corriendo, ya que así no me dolía la rodilla.
Con un tiempo algo superior a las 3 horas y media (no lo sé con exactitud porque el Endomondo lo llevaba puesto desde que salí de casa), entré en el puesto 15. No entró nadie más hasta unos 15 minutos después.
Recogí el premio que me había tocado, una luz led de bicicleta (Diossss, que bien me hubiese venido en el Soplao), las tres botellas de vino (menos mal que había un amigo por allí y me las llevó a casa) que regalaban y, tras devorar un bocata de tortilla, fui a la máquina de lavado para intentar quitar los kilos de barro de la marcha.
Llegar a casa en bici me costó un triunfo, ya que el dolor de rodilla era insoportable, pero poco a poco y sin cargar mucho la resistencia conseguí llegar, haciendo un total de 82 kilómetros y 1500 metros de desnivel acumulado.
Las conclusiones de la marcha son que es una de las imprescindibles para cualquiera que quiera disfrutar del mountain bike de verdad, ya que discurre por los parajes increíbles y además está muy bien organizada por la gente de Gurutz-Urdiña (www.gurutzurdina.es).
Si queréis seguir el track de la marcha podéis hacerlo en:
¿Habéis realizado alguna vez esta prueba? ¿Qué os ha parecido?
Ibilbideak
Cuida esa rodilla, la EuskoBike es una ilusión, pero hay más pruebas por delante… Te lo dice patatxula