En el Prepirineo Aragonés, más concretamente en la Comarca de las Cinco Villas se debían aburrir muchísimo, porque en 2015 crearon una prueba de Mountain Bike que hace justicia a su nombre: La Dolorosa BTT.
Había oído hablar mucho de ella; a unos bien, a otros mal, pero como no se puede opinar sin probar, en 2018 conseguí encajar la Dolorosa BTT en mi apretadísima agenda.
Un invierno duro y una primavera más dura todavía no nos ha permitido entrenar lo suficiente, por lo que en cada una de las pruebas a las que he asistido, Orbea Monegros Bike Marathon, Pedales de Hierro, Urola-Garaia BTT Maratoia, Orbea Gran Fondo Vitoria-Gasteiz y Eusko Bike Challenge 2.5, no han hecho más que agudizar y empeorar las lesiones que ya traía.
Gonzalo, el fisioterapeuta de Eskuekin, es muy bueno pero, a día de hoy todavía no hace milagros. Aun así, me consiguió recolocar lo suficiente como para poder presentarme en Isuerre, pueblo que acogería la IV Dolorosa BTT.
En esta ocasión me acompañaban Alberto e Iban, con quién compartiría habitación en un pueblo cercano.
Alberto, es compañero Pro Evasion Bike y un biker muy potente. Iban, organizador de la Marcha BTT de Abárzuza, además de ser una joven promesa de la BTT, es un auténtico animal machacabielas.
No voy a enredarme demasiado con lo acontecido durante la prueba en sí, ya que en el vídeo creo que queda bastante claro y las sensaciones grabadas en directo, sin cortes ni censuras son la forma más objetiva y honesta de mostrar la prueba en todo su esplendor. Cómo se suele decir “sin trampa, ni cartón”
La Dolorosa BTT se presenta en dos formatos, Ultramaraton (205km) y Maratón (101km), pero existía una opción intermedia de 155km, la cual teníamos en mente, pero en el kilómetro 92 me tuve que tirar al suelo para poder frenar el intenso dolor que iba “in crescendo” de manera alarmante.
Gracias a la asistencia médica que me dio un nolotil, pude seguir y finalizar la versión menos Dolorosa de las tres, la maratón, aunque el orgullo me quedó bastante dolido.
Iban y Alberto, después de dejarme en buenas manos terminaron la “Media Ultra” haciendo muy buenos puestos, pese a llevar a un “ancla” durante tantos kilómetros.
Penurias, excusas y lloriqueos aparte, la prueba es una auténtica pasada. Un entorno brutal, con unas vistas aéreas de parada obligatoria, una organización de 10, avituallamientos como en muy pocas ocasiones he visto y un ambientazo de los que te hacen irte con pena, pero con muchas ganas de volver.
La prueba es dura, pero dura de narices. Había oído que era muy rodadora, pensada para carreteros…las narices. Rodadora, pero por pistas rotísimas. Había parcelarias,si, pero de las que después de una buena tanda de pistas forestales destrozadas, agradecías pisar.
Pasos por paredes de roca, caminos abalconados y una buena ración de cuestorrones de los que hacen sacar lo mejor (y lo peor) de uno mismo.
Es una prueba que esconde mucho veneno, ya que te lleva al límite, pero no te da excusa para echar el pie al suelo, lo que te va cocinando a fuego lento y al final…lo pagas.
Quisiera transmitir mis más sinceras felicitaciones a todas las personas implicadas en la organización de la Dolorosa BTT,una prueba imprescindible en el calendario de cualquiera que se considere amante de los retos en BTT.
Para terminar el artículo voy a dar las gracias a mis dos compañeros que, pese a mis insistentes peticiones, no me dejaron atrás y se ocuparon de que llegara a mi destino sano y salvo. También al servicio médico que me atendió de lujo y me obligaron a no seguir, pese a que les intenté engañar. Hay veces que hay que escuchar a la voz de la razón.