En un artículo anterior, Víctor nos desmontaba la versión Maratón de la IV Dolorosa BTT, pero la historia no se acaba ahí, sino que existe la opción de seguir sufriendo otros 100km más y convertirnos en Ultramaratonianos, por lo que en este artículo desvelaremos las penurias que acompañaran a quienes decidan seguir con el calvario.
Volvemos a cruzar por BalD’Onsella y nos tocará tomar una gran decisión, desviarnos hacia Isaurre y quedarnos en simples maratonianos o mandar todo al garete e intentar cubrirnos de gloria intentando el titánico reto de la Ultra maratón de la Dolorosa BTT.
Hay que tener en cuenta, que por muy bien que nos encontremos en el punto kilométrico 100, nos quedan otros 100 y nuestra aventura se puede desmoronar en cualquiera de los 7 puertos restantes incluido el serrucho de la muerte y los 2 colosos que todavía nos quedan: Sierra Selva (9 km) y Puy Moné (16 km).
Si más adelante nos arrepentimos de nuestra decisión, en el kilómetro 140, más concretamente al paso del Pozo Pigalo podremos usar una escapatoria si estamos off que nos conducirá a Isuerre y nos ahorraremos 40 kms.
Si desoimos a la razón y nos lanzamos a por la Ultra, deberemos cubrir 10km mas hasta llegar a Petilla de Aragón, población donde se encuentra el siguiente avituallamiento.
Como quién no quiere la cosa, entramos en la comunidad foral de Navarra pasando una valla verde con voluntarios y la Yesera, un puerto corto (3 kms) pero intenso, con un pedregal que complica todavía más la ascensión.
Una vez coronado disfrutaremos de unas bonitas vistas de Isuerre, Lobera y BalD’Onsella.
Si el ascenso ha sido complicado, la pronunciada y pedregosa de descenso no iba a ser más sencilla así que mucho cuidado y extremar la precaución, no vaya a ser que todo termine por una mala caida.
El descenso termina frente a otra valla verde con voluntarios donde nos esperan 3 kms de sendero roto, el cual pasa por pardinas abandonadas hasta llegar a la carretera que nos conduce hasta Petilla, que vemos en lo alto.
No nos hemos repuesto del anterior y ya viene el siguiente puerto, El Poyo, 2,5 kms de duras rampas, pero que al ser por asfalto, nuestros maltrechos cuerpos lo sabrán apreciar en su justa medida.
En la mitad del puerto se encuentra el pueblo que vio nacer a Santiago Ramón y Cajal, Petilla, donde es altamente recomendable parar para recuperar un poco del aliento perdido.
Hartos de tanta barrita, geles y sufrimiento, el cuerpo nos pedirá comida de verdad, así que allí nos agasajaran con buen comida, bebida y ambientazo.
Después de haber vaciado los bolsillos de los envoltorios de las barritas, geles y demás basura que hemos ido acumulando en los lugares adecuados, seguiremos con nuestro penar.
Se recomienda ir con el molinillo puesto porque nos daremos de morros con un muro de 500 metros hormigonado al 25% que se nos van quitará las ganas de fiesta de un plumazo.
¿Qué esperabas? Esto es la Dolorosa BTT, no un paseo por la sierra.
Una vez superado el muro comienza una bajada guapa, rápida y con zonas de piedras para variar, un par de kilómetros por carretera nos darán algo de aire antes de meternos de nuevo a pista y tras recorrer 1 km más, llegamos a la Fuente de la Bacía donde es recomendable echar un trago antes del segundo coloso de la jornada: Sierra Selva.
Nos da la bienvenida con 9km de rampón cementado y unos molinos de viento en la cima que llevamos todo el rato viendo desde que hemos entrado en Navarra. Destacables los rampones del el kilómetro 3 al 5 con un desnivel positivo del 20%.
Al acabar estas rampas vemos el cartel de Navarra que nos despide y tomamos aire durante unos 500 metros llanos, en los cuales volvemos a la provincia de Zaragoza, concretamente en territorio de Sos del rey Católico.
Giramos a la izquierda y nos incorporamos a una pista de todo uno muy ancha y bien compactada que nos llevará hasta los molinos y completaremos los 3 km restantes de esta segunda fase del puerto sin respiro alguno hasta la cima.
Llegamos a la cima y comienza un cresteo muy bonito, compartiendo frontera con Petilla y Uncastillo con unas vistas que bien merecen unas fotos.
A nuestra derecha se ven todas las Cinco Villas empezando desde Uncastillo y si el día es claro, a lo lejos se veremos el Moncayo. A la izquierda, se ve Petilla, Sierra sarda, Sierra de Leyre y los Pirineos, así como la sierra Santo Domingo y el gran Puy Moné, esperando impaciente nuestra próxima visita.
Comenzamos el descenso, una bajada, para disfrutar, guapa, rápida y ¡largaaa! Yessss!! 10 kilómetros en los que nos adentramos en el valle de Sibirana con sus emblemáticas torres medievales, testigos de numerosas batallas de los bikers de La Dolorosa de ediciones anteriores y que han visto caer a unos cuantos…
Pasamos por riachuelos, nos adentramos en bosque, pasamos por la fuente del boj y por arte casi de magia nos encontramos en el pozo Pigalo, ¡Cuanta belleza en tan poco kilómetros!
Seguro que alguno está tentado en darse un chapuzón en ese espectáculo de la naturaleza, hay avituallamiento también (Ya tocaba) y una decisión que debemos tomar; ¿Seguimos o retornamos a Isuerre por la ultima escapatoria que queda ya?
Es el kilómetro 138 aprox. y nos quedarían otros 70 aprox. para completar la ultramaratón con un fregado todavía de cuidado (3 puertos+ el serrucho de la muerte) incluido el gran Puy Moné con 16 kms de ascensión, ahi es nada… o el retorno serían 16 km y estaríamos en meta con sólo un puerto por completar.
Nos comenta la organización que si tomamos la escapatoria, tendremos un reconocimiento como finishers de la Dolorosa Intermedia, en total 155 km y muuucho desnivel acumulado…3500 aprox. Una auténtica gesta.
El fuera de control o punto de corte sigue ahí, soplándonos en la nuca…los que no lleguen si o si tendrán que tomar la escapatoria…
Nos metemos el quinto gel entre pecho y espalda, rellenamos isotónicos y p’alante!
Cruzamos riachuelo y nos enfrentamos a Huertalo, el pestoso e interminable puerto de 6,5 km que se hace muy lento debido a los socavones, rodadas, vegetación central… Se hace complicado mantener un ritmo constante.
Tenemos al Puy Moné muy cerca a nuestra derecha ya, todo el rato. Coronamos muy castigados ya con algún “calambrillo”…
”Quien nos habrá mandado meternos en este lio”
Empieza una fase en la cual nuestra cabeza nos va a dirigir para bien o no tan bien el resto de km, así que habrá que tratar de mantenerla serena.
Para calmar esa debacle mental, nada más coronar Huértalo, comenzamos el trepidante descenso de 8 km a la próxima localidad de Biel y siguiente avituallamiento.
Nos adentramos en el abrupto valle del Arba de Biel, zona de pinares, chopos, bojes, chaparros… El río arba de Biel se va haciendo paso entre la roca, ¡que majo todo!
Hay zonas rápidas hormigonadas con pequeños cortados para poner a prueba horquillas y suspensiones centrales de las bicis, zonas de piedra suelta y zonas para el disfrute y dejarse llevar.
Ya vemos el pueblo de Biel con su gran torre fortificada al fondo y comenzamos una zona de senda entre huertos, paralela al rio, lo cruzamos y ya estamos en el pueblo con su avituallamiento.
Aquí toca hacer un alto en el camino, nos tiramos en la hierba, comemos macarrones, nos hidratamos… Están los de las ambulancias atendiendo a un chico que ha tenido una pequeña caída, 2 chicos que no pueden más y se retiran, otro con calambres, una chica con la rodilla tocada y otro con problemas estomacales (¡No hay que abusar de los geles!)…Así es la Dolorosa, unas veces la vences y otras te vence.
Tras este “reseteo” de cuerpo y mente, cruzamos de nuevo el rio y por un paso estrecho nos plantamos a los pies del todo poderoso PUY MONÉ. 16 kilómetros por delante hasta la cima, tranquilamente podemos emplear entre 1 y 2 horas para subirlo. Tenemos 158 km en las patas y quedan 22 km para el siguiente y último avituallamiento.
Comenzamos con una rampa dura, hormigonada. Tranquilos, son unos pocos metros. Luego le siguen 6 kilómetros suaves alternando con pequeñas bajadas entre chaparros, pinos y matorral bajo. El firme es muy bueno .Estamos en la zona más al sur del territorio Dolorosa.
Salimos a cielo abierto y a través de una larga loma, comienza una zona escarpada con barrancos a ambos lados, pedregosa, expuesta a todos los elementos, vistas de infarto. En general, la pendiente es muy tendida. Nos paramos a contemplar el paisaje, desde esta cima, se ve absolutamente toda la Dolorosa y más allá, con los Pirineos de fondo. ¡Cuánto hemos recorrido!
Hemos cogido un ritmo cómodo y bastante llevadero. Vamos cogiendo altura y atravesamos alguna zona sombría con hayas y pinos rojos enormes autóctonos.
¿Esto no se acaba o qué? Preguntamos a unos voluntarios. «Os quedan 4 kilómetros«, comentan.
¡Madre mía!, que largo se nos está haciendo esto. Nos vienen de nuevo pensamientos pesimistas, notamos las evidentes transformaciones en nuestro cuerpo: boca pastosa, sudor pegajoso, ojeras, ojos inyectados en sangre, vista perdida, gafas descolocadas, magulladuras, rozaduras en partes nobles, jejeje, las piernas llenas de arañazos de las zarzas o chargueras, los isquiotibiales amenazan con dejarnos en la estacada y los calambres son mis fieles compañeros de viaje desde hace unos cuantos kilómetros… Pero a pesar de todo, estoy feliz, estamos felices porque estamos haciendo lo que más nos gusta; PURO BTT en la Dolorosa, Dolor y disfrute a partes iguales.
Echamos la vista atrás y la fila de bikers es interminable, se oye un murmullo ensordecedor. Sin darnos cuenta, el virus de la Dolorosa BTT nos ha convertido a todos los “Ultra” en bikers zombis.
Atacamos la parte final del puerto, nos esperan los últimos 2 kilómetros duros con pistas anchas y firme muy bueno y compactado. Coronamos un poco antes de la cima real y nos tiramos a la izquierda por un cortado MUY PELIGROSO con unos pedrolos que parecen meteoritos.
Ahí vemos voluntarios que nos indican atentamente que tengamos precaución. Es una zona de unos 500 metros, aconsejamos bajarla desmontado. Pasada esta zona conflictiva, bajada corta, rápida y fantasmagórica, ¡Con lo que nos ha costado subir! Salimos al refugio de L’Artica, estamos muy cerca del pueblo de Luesia y su avituallamiento. Llaneamos un par de kilómetros entre grandes hayas y pinos y ya estamos en su campo de futbol con el avituallamiento, ambulancias, voluntarios, furgonetas de evacuación, 4×4, motos… ¡Qué ganas teniamos de llegar! Gente que nos trata como autenticos héroes..nuestro virus zombi no nos permite expresar nuestro agradecimiento ni articular palabras con claridad. Muchos compis son atendidos por los sanitarios y organización y otros cuantos, no llegarán al punto de corte previsto a las 21 horas. Comemos poco y sin ganas, está empezando a atardecer en las cinco villas y sólo queremos seguir dando pedales a lomos de nuestra burra.
Nos quedan 25 km por delante, con 2 dificultades importantes por salvar y con 180 kms en las patas. Nada más salir del avituallamiento en el campo de futbol de Luesia, giramos a la derecha y nos encontramos ya en el Serrucho de la Muerte, 5 km. Nos esperan con rampas imposibles cortas en las que hay que darlo todo, alternando con bajadas pequeñas en un terreno inhóspito, árido, pedregoso en alguna zona, bello, con matorral bajo (bojes, chargueras, chaparros).
Miramos al cielo y un montón de buitres nos vigilan, ¡pasamos por un comedero de estas aves carroñeras!…uhhhh qué mal rolloooo…
El antídoto contra el virus de la Dolorosa, que nos ha atacado a todos los bikers, se encuentra en la meta de Isuerre, pero nos debemos dar prisa, el fuera de control y nuestra salvación es a las 23 horas, no vaya a ser demasiado tarde cuando lleguemos.
Nos pasan 4×4, ambulancias con las sirenas y furgonetas pitando llenas de bikers zombis sin sus burras sacando sus garras por las ventanas intentando agarrarse a nuestras bicis. Éstos han corrido peor suerte que la nuestra, La Dolorosa los ha destruido, no hay marcha atrás.
Seguimos dando pedales, nerviosos, las piernas no nos responden, sólo nos queda tirar de raza para poder acabar.
Entramos en una zona boscosa en bajada en el serrucho de la muerte, en la que se encuentra un corral abandonado; estamos terminando ya.