Los que me conocéis, sabéis que siempre he sido bastante crítico con las bicis y pruebas de carretera, pero tanto fue el cántaro a la fuente…que al final ha entrado el gusanillo y de hacer una única prueba de este estilo, no se me ha ocurrido ninguna mejor que la 3ª edición de la Orbea Gran Fondo Vitoria-Gasteiz 2018.
Para el reto de la Gran Fondo, Javi Godoy, a quién estaré eternamente agradecido por todo lo que me ha ayudado, me prestó y adaptó su Orbea Terra, una bici de Gravel con unas características muy adecuadas para un novato como yo: cuadro de carbono reforzado, posición cómodoa y unos poderosos frenos hidráulicos de disco.
Para documentar las pruebas, sabéis que suelo llevar dos GoPro; una atada al manillar y ofrecer una visión subjetiva de la prueba y otra suelta para ir documentando las sensaciones. El problema es que en carretera, además de una irresponsabilidad, está prohibido por el código de circulación, así que ambas cámaras fueron atadas al manillar.
La subjetiva ofrece una visión cerrada por el pedazo de dorsal que nos dieron y los comentarios de la segunda, quedan ligeramente tapados por el ruido de la carretera, viéndome obligado a desechar cantidad de material inaudible. Aun así, creo que he podido recoger la prueba en esencia.
No voy a extenderme demasiado en esta crónica, ya que el vídeo-blog habla por sí solo (valga la redundancia…jaja):
Las condiciones meteorológicas complicaron bastante una prueba ya exigente de por sí, ya que no es lo mismo hacer 180km y 3200m D+ con sol, que bajo unas intensas tormentas de agua y granizo.
De los 2985 participantes que tomamos la salida de la Orbea Gran Fondo Vitoria-Gasteiz 2018, terminamos poco más de la mitad, lo que dice mucho sobre lo dura que fue la prueba, aunque, como bien dijo Mikel (un saludo, tío!!), un Biker de montaña con el que hice Rivas: “Mojar, nos mojamos igual…pero al menos, aquí tracciona”.
No es por menospreciar, pero creo que los ciclistas de montaña somos un pelín más duros que los de carretera…jijijiji