En otros artículos os he mostrado y analizado diversas rutas btt por la Sierra de Badaia, pero cuando pensaba que ya lo tenía todo visto, «Isra» me desveló una ruta muy poco conocida por esa transitada zona.
Si digo Israel Carreras, a muchos no os sonará el nombre, pero si hablo de DJ Loro o Kodigo Norte, seguro que ya os suena más e incluso es posible que hayáis movido el esqueleto al ritmo que él os ha marcado.
DJ y Productor Musical son algunas de las facetas más conocidas de Loro, pero la de Mountain Biker es la que nos ha llevado a coincidir y rodar juntos.
No hace mucho, le llevé de excursión por la ruta de «Opakua, un paraíso por descubrir«, así que en esta ocasión, me quiso desvelar una ruta muy personal, que ha ido deshilando a base de perderse e investigar mucho por la Sierra de Badaia.
Quedamos a las 9:00 en el parking del campo de futbol que hay a la entrada de Nanclares de la Oca y montando su Canyon Spectral, Isra apareció con puntualidad Suiza, algo que valoro enormemente en una persona. Llegar tarde siempre me ha parecido una enorme falta de respeto por quien se ha preocupado por llegar a la hora (ya veis, soy así de raro).
Al encontrarse cerrada por unos pivotes la pista de inicio de ruta, accedimos al camino a través del colegio de curas que hay cerca del parking. Se trata de una zona privada, pero pudimos cruzar por ella sin problemas.
Normalmente suelo enganchar la pista que sube Sierra de Badaia, pero Isra se ha currado una cantidad de enlaces con subidas y bajadas por sendero que hacen esa labor mucho más entretenida.
Remontamos por la Senda de la Cárcel, pasamos por los puentes de Villodas, Trespuentes e íbamos con intención de pasar por Iruña Veleia, pero el paso estaba cerrado, así que tuvimos que tomar una ruta alternativa.
A la altura de la cantera, me comentó el daño que está haciendo a la Sierra de Badaia. Por ello, junto a muchos vecinos de la zona, se han manifestado en contra de esta explotación en numerosas ocasiones, pero sin mucha esperanza.
Me impactó la sinceridad y emotividad con la que habló del tema, ya que le noté realmente afectado y comprometido con su querida Sierra de Badaia.
Después de un poco de turismo, no quedó más remedio que apretar los dientes y apuntar hacia el primer objetivo, la Cruz de Ganalto.
Subimos por un camino que siempre he hecho de bajada, lo cual siempre es interesante. Parece mentira lo que puede cambiar un camino en función del sentido en el que lo recorras.
Remontamos por el Sendero de Mendoza, pasamos por la ermita de Santa Marina y finalmente Ganalto, eso sí, siempre aprovechando el trazado más «all mountain» posible.
Arriba, había una niebla muy cerrada, pero pasaba muy deprisa, por lo que pudimos disfrutar ligeramente de lo que son unas vistas magníficas. Después de unas fotos y algo de video, seguimos con la ruta.
Siempre con el corte a nuestra derecha, descendimos bastante rápido y pese a que el terreno estaba perfecto, decidimos extremar la seguridad, porque te empiezas animando y acabas midiendo el suelo con los morros.